Patinábamos juntas en calcetines el mismo día que pusieron el parquet.
De lunes a viernes, pasábamos a recoger a Carolina y yo llevaba tu mochila hasta el colegio, una mochila ten enorme que al caminar, me hacía moratones detrás de las rodillas. Yo super feliz, porque solo los mayores llevan mochila... Uno de eso días, el abuelo descubrió tu estrategia y te llevaste una buena castaña!!!
Los días de lluvia, sacábamos los vasos por la ventana y hacíamos competiciones a ver quien lo llenaba primero. Tú, con más luces que yo, siempre hacías trampas y ponías el vaso bajo el canalón. Qué frío pasamos el día que se nos cayeron los vasos, bajamos a por ellos a la calle y nos dejamos las llaves dentro...
Me encantaban tus muñecas, tan blanquitas y tan nuevas, las mías siempre estaban desnudas y con un moderno corte de pelo hecho por mí en un alarde de inspiración.
Nos moríamos de risa engañando a los taxistas, llamando por teléfono y colgando justo en el momento que iban a descolgar. Desde la ventana nos escondíamos para que no nos vieran, y disfrutábamos haciéndoles bajar las escaleras a trompicones.
Comprábamos en el Spar; las chuches donde el Izquierdo; montábamos en bici con los primos por la carretera de los accidente; le clavamos clavos a una tortuga en el caparazón; cortábamos la cola a las lagartijas y esperábamos impacientes a ver la cola dando pequeños bandazos.
Una vez la tía Carmen nos compró un pollito en el "Martes" y al cabrón le salió cresta, ninguna de las dos se atrevía a echarle de comer. Creamos la rápida habilidad de echarle un puñado de pienso y cerrar lo más rápido posible la puerta de la terraza. Un día, sin más, desapareció, supongo que de un salto saltó por el balcón, la verdad, mucha pena no me dio.
Tuvimos un perro feo, después de insistir mucho a Mamá, ¡Pobre perro, qué feo era! El tiempo y unas clases de inglés nos revelaron que su nombre traducido al español era "Coño", ¡Pobre perro! encima de feo...
Me quitabas los dibujos por la mañana para que desayunara más deprisa; cantábamos en tu habitación mirándonos en el espejo y lo grabábamos en cintas; los domingos por la mañana, veíamos ciento una vez las pelis de Rocío Durcal; Nos sentábamos con los pies colgando en la ventana de la casa de la abuela; Nos disfrazábamos con los vestidos de Mamá cuando estaba trabajando; Hablábamos por la noche hasta quedarnos dormidas...
Las mañanas de Reyes, saltaba sobre tu cama para despertarte. Tú, con gran tranquilidad, frenabas mi impaciencia, abrías los paquetes, veías tus juguetes y ¡Te ibas a la cama! y me dejabas allí con todo el subidón!
Me enseñabas matemáticas, siempre fuiste la inteligente de la familia, y te tocaba desempeñar el roll. Mucha paciencia no tenías, pero aún así, pasamos una noche en vela, a litros de café, preparando un examen de física.
Me ayudaste más de lo crees en mi primer año de universidad, aunque siempre me tocara a mí limpiar el baño...
Te he visto pasar por malos momentos, y no saber qué hacer por ti. Ahora, afortunadamente, lo veo todo tan lejano... Te miro y me alegra verte feliz. Te miro y me alegra ver todo lo que has conseguido. Miro atrás y en todos los momentos importantes de mi vida estás tú, mi hermana mayor. Nuca fuiste especialmente cariñosa, te cuesta un mundo expresar tus sentimiento, decir con palabras lo que sientes y dejarte querer. Pero tienes una forma especial de transmitir seguridad a los que estamos contigo. Y tienes una forma solamente tuya de demostrarnos que nos quieres.
Quizás yo tampoco te haya dicho con palabras lo mucho que te quiero. Lo orgullosa que he estado siempre de tener una hermana como tú, y de lo mucho que te agradezco que me hayas enseñado a ser mejor persona.
Todavía no me puedo creer que vayas a tener un hijo. Sólo quedan unos días, pronto estarás en tu cama en el hospital, con tu niño mamando en tus brazos y yo estaré a tu lado.
Serás una super mamá y yo seré la mejor tía del mundo.