lunes, 26 de noviembre de 2007

Ocho pelocho


No sé que es un "meme" pero los juegos esos de poner cosas me gustan, y ahí van mis 8 cosillas pendientes:


1. Comprarme por fin un piso, en Plasencia, que sea nuestro, pero nuestro de verdad y ponerle cuadros. Elegir los azulejos donde Romu contigo y que nos los enseñe Raquel. Comprar los muebles que nos gusten, el lavavajillas y un horno con pirólisis, que ya está bien tanto restregar. Un suelo de tarima y una ducha con barra que sube arriba y abajo para que llegue a colgar la alcachofa ( y para que tú te desahogues agusto)...y eso solo es el uno.
2. Bailar flamenco como mi profesora Yolanda, que eso es el arte personificado, y aprender a diferenciar el compás de un tango, una bulería, una alegría o un fandango, que estoy en ello.
3. Sacar de una vez mi plaza para no tener año tras año la incertidumbre de dónde voy a estar, qué niños voy a tener, qué compañeros me tocarán y qué padres rondarán por allí. ( espero que, a poder ser, sin navajas, los padres y los niños)
4. Poder aprovechar los días, muchos días de puente y vacaciones que tengo para ir a ver a mi sobrina Carlota, los belenes de la plaza mayor de Madrid, visitar a Mario a Barcelona o simplemente, tomarnos una copa en el Tube o algo.
5. Viajar a Grecia y empaparme de su grandeza.
6. Volver a La Palma contigo, a la playa de la Zamora y que me cojas de nuevo en brazos (eso sí, esta vez sin tirarme…).
7. Ir a un concierto de La oreja de Van Gogh con su nueva componente y que la nueva cantante no sea Paulina Rubio.
8. Despertarme sin saber que ese día, me vas a dar un susto y me vas a pedir, seria y formalmente, que me case contigo.

domingo, 25 de noviembre de 2007

Hasta siempre, adiós mi corazón


En un día de estos en que suelo pensar "hoy va a ser el día menos pensado", la nostalgia se ha hecho con mi corazón, como si fuera un gas invadiendo un laberinto, todo porque la reina del pop se ha decidido a levantar la voz y ha optado por vender los acordes, la brillante melodía y la letra que en la vida compondrá- al menos, en grupo-.


Tanto tiempo juntos y ¿ahota te tienes que ir? 11 años cantándome al oído despacio, bajito, calando hondo... compartiendo mis días de adolescencia en el campo, en la playa, en la calle, al sol, coloreando mis mejillas de color melocotón...


Acompañándome en todos, buenos y amargos momentos, cantando conmigo hasta morir. Primera testigo de nuestro amor, cuando lo conocí mientras resumíamos con prisas "Tiempo de silencio". Autora de mediodías en la playa, a mi lado dibujando las olas. Tardes grises tras la ventana, con la carita empapada, mirando una glorieta y sin poder quitarme el vicio de dibujar un tres en raya en el empañado cristal mientras le espero. De fondo, a lo lejos, el atardecer sentado en mis rodillas se comía una naranja.


No hay un lugar que me haga olvidar el tiempo que pasé andando por Badajoz junto a ti. He llenado tantas veces de libros mi maleta y he recorrido kilómetros contigo de compañera de viaje. Confesándote secretos por la noche, antes de acostar y quedarme dormida oyendo tus cuentos. Traías el olor a café de las mañanas, magdalenas de dulces melodías acompañadas de su cara al despertar... con lo guapo que está, tan despeinado y sin arreglar...


Tejiste para nosotros un jersey azul, hecho a medida para dos para crear nuestra canción. Culpable de hacerme estremecer y derramar lágrimas, mientras tanto, la luna ajena, durme en San Sebastián.


No sé porqué tiene tanta luz este día tan sombrío...


Pablo, Xabi, Álvaro y Haritz, esperaré como los cuadros que aún están por colgar o el mantel de la cena de ayer a que encontréis la voz que dé vida a vuetros acordes, a vuestras palabras, a vuestra ilusión. Os seguiré como el mosquito más tonto de la manada, que sigue la luz, (aunque le lleve a morir) y de paso, encenderé una vela, no sea que por si acaso, un golpe de suerte algún día quiera que os vuelva a ver a los 5 sobre un mismo escenario.

sábado, 10 de noviembre de 2007

Metros cuadrados

8,78 m2 de tortillas de patatas, olor a café recién hecho, desayunos cara a cara con las pestañas pegadas, caricias bajo el delantal mientras redondeo croquetas con las manos enharinadas e indefensas.

22,46 m2 de siestas abrazadas en el sofá, partidas de trivial, sesiones de cine, miradas, mordiscos, comidas y cenas. Aquí sí se come, aquí sí se ponen los pies en la mesa, aquí sí se juega a pelota…

3, 99m2 de olor a mandarina, manzana verde, chocolate… un cuerpo que se intuye entre la espuma, un beso con sabor a pasta de dientes.

12,65 m2 para compartir la cama contigo y la almohada, risas hasta las tantas, patadas inconscientes, encontrar tu abrazo y olvidar el mal sueño, mirarte mientras duermes con la luna en la ventana y despertar con el sol entre las sábanas… ¿Y mi agua?

40 y pico m2 restantes de ponerse guapos, de estar malitos y hacerte un suero, cantar con la fregona, ensayar los pasos de flamenco y molestar a los vecinos, enfadarse de vez en cuando, poner la radio y escuchar de fondo al Rodri, salir a la terraza, poner el lavavajillas, soplar las velas en el cumpleaños, ejercer de anfitriona, tardes de play, poner el árbol de navidad, renos, muñecos de nieve y lo que haga falta, colocar las cosas de la compra, poner cuadros, regar la maceta, ir poco a poco…

Con piscina, pista de padel y pabellón polideportivo a tan solo unos minutos andando por la carretera de Salamanca.

Un piso en la peripecia para ti y para mí y, aunque no nademos en la ambulancia, contigo, es el piso perfecto.

domingo, 4 de noviembre de 2007

En una caja vacía

Camino entre tinieblas, me guío tocando con mis manos unas paredes de cartón que no parecen llevarme a nungún sitio.

El silencio se rompe con una voz quebrada que choca con las paredes produciendo eco. Intento ver de donde viene, pero por un agujero, un rayo de sol espléndido, sólo quiere que tenga ojos para él.

La voz intenta salir pero está prisionera en un cuerpo cansado. Ya fuera , tras la lucha con su propio aliento, la voz sale con rabia directa para llevarme con ella. Aterriza en un lugar antes desconocido, penetra en mis entrañas, las revuelve, toca donde sabe que me duele, me exprime hasta sacar una lágrima.

Me quedo muda, mi cuerpo no responde. Sólo y de forma automática, unos escalofríos me recorren la espalda de arriba a abajo, aunque el sol sigue templando y da más luz a la oscuridad. Una música lejana se introduce también en este estado de sock que me envuelve, la voz y la música se unen para dar sentido a las palabras, bailo a su ritmo, me dejo llevar por la armonía. Me siento feliz aquí.

Un aplauso sincero me despierta de mi ensueño. Cuarenta y dos lágrimas inundan mis mejillas.

Miro, oigo, pienso, siento, lloro... vivo.