Cris, cris, cris, cris... chisporrotean las hojitas a mi paso. El viento viaja suavito me pega en la nariz y me deja su olor a piña seca.
La tierra huele a la sandía fresquita del verano, y los árboles se resisten a desnudarse ante tanta gente circundante.
Verdes oscuros, amarillos, ocres, naranjas, rojos teja, explosión de color, el otoño en su explendor, el sol se pone y tengo frío.
Jugando, de una patada, te tiro al Jerte, hoy está contento, baja con fuerza desde la sierra, está brillante, hace ruido, está claro que quiere que lo mire. Creo que mucha gente juega a lo mismo que yo, porque el Jerte huele a hojarasca, a sandía, a fresquito.
9 kilómetros de disfrute, de placer, tierra, agua, cielo, ovejas, caballos, montañas... al lado de mi casa. El paraíso a mis pies.
3 comentarios:
Lo bien que nos está sentando a todos este otoño.
Un beso cuñada!
¿Por qué utilizáis tantísimo la palabra "hojarasca"?
No sé, me parecía más corto de definir que un conjunto muy tupido de hojas por el suelo...
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