domingo, 19 de abril de 2009

La Cristis


Dentro de un semana a estas horas, Cristina será una mujer casada. Descansará plácidamente y por primera vez, al lado de su marido, abrazados, felices, casados.


Todo ha sido muy rápido, "he conocido a un chico" y en menos de dos años "Me caso". Prepara la boda en cuatro meses, tiempo escaso para poder digerir una noticia de ese calibre y sin comerlo ni beberlo, me veo en su despedida.


El sábado, Cristina entrerá por la puerta de la Iglesia de San Martín, lugar que significa mucho para ella, donde ha acudido a la boda de grandes amigos. Ahora es ella la que radiente, blanca y nerviosa llagará al altar, y hará uno de sus sueños realidad. Allí estaré para verlo, para compartir con ellos su alegría, para emocionarme con sus gestos y escuchar las palabras que les unirán en el sacramento del matrimonio.


En estos momentos se me pasan por la cabeza miles de momentos vividos, con Cristina: Aquellos botellones en Santo Domingo y la torre lucía, tardes de piscina, confesiones, risas, fiestas en su pueblo, una boda en la playa, días del puerto, de ferias, noches de cartas, de copas, de bailes...


Más de una década compartiendo mi vida con ella...


Claro, así dicho parace que se va a morir más que casarse, en condiciones normales, no tendría porqué cambiar nada, el problema está que su vida cambiará por completo, ya no vivirá con nosotros en Plasencia, y por mucho que venga, no podrá ser como hasta ahora.


Sólo me queda desearle lo mejor, la mayor de la felicidad y de la salud para disfrutar de su marido y criar "todos lo hijos que Dios le mande" y que nosotros lo veamos.

1 comentario:

Juan Carlos dijo...

Recuerdo el día que me enteré de que... "había alguien"...

Fue en la celebración de nuestro cumpleaños. Llegamos a la finca donde íbamos a jugar al paintball y la noté nerviosa, feliz. Sabía que tenía que decirme algo. Se me acercó y me preguntó por mi. Yo también sentía por aquel entonces mariposas en mi estómago y enseguida entendí que en el suyo bullía un aletear de lepidópteros similar al mío.

"Se llama Jordi", me dijo, "es muy pronto para hablar, pero algo... hay" No necesité más, sus ojos, su sonrisa contaban el resto.

Le deseé, calladamente, toda la suerte del mundo. Se merecía ser feliz y sabía que aquel era el principio de uno de los pilares de su felicidad. El resto estaba en su familia y en los que aquel día nos juntábamos para abatirnos a disparos de colores. Ella ya le había puesto color, un arcoiris, al futuro de su vida.

Estos dos años... y algo... han pasado deprisa. Apenas hemos podido digerir que "la Cristis" se nos casa, apenas hemos tenido tiempo para manifestarle nuestro cariño compartido, para desearle, esta vez a viva voz, que sea feliz.

Mañana lo haremos. Mañana resumirá en un "si quiero" todos esos anhelos de felicidad que sus amigos guardabamos para ella. Mañana iniciará una nueva vida que siempre ha soñado y seguramente le colmará de alegrías, ilusiones, sueños por realizar.

Mañana todos seremos un poco más felices porque sabremos que ella lo es.

Felicidades Cristis.