Quiero esconderme en tu pecho, que me abraces con fuerza y apagar la luz. Llorar ríos hasta que pase esta tormenta que tanto me asusta y que retumba queriendo romper los cristales del balcón y con ellos, mi corazón.
Abrázame fuerte, no quiero sentirme tan triste, tan fría y tan vacía. Me cuesta aceptar que soy una mujer completamente distinta a la del miércoles. Que se levantaba con tanta euforia que las tostadas se hacían solas, que conducía mientras cantaba, que bailaba de camino al trabajo. Pletórica y llena de vida.
Bésame para que no recuerde que todo se ha esfumado, de la noche a la mañana, ya no siento nada, solo hay lágrimas rojas.
Otros días vendrán de carcajadas y juegos con mi niña, que me alumbra la penumbra y da marcha a mi motor... pero este vacío inmenso me acompañará siempre en el recuerdo... nunca dejaré de preguntarme qué pudo ser y no fue, porqué te fuiste tan pronto si yo ya te quería, si yo ya te cuidaba, te esperaba. Tú siempre estarás en mí.
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