martes, 8 de diciembre de 2009

Él

Las 9.47 de la mañana, cabizbajo y luchando por mantener los ojos abiertos camina hacia su coche.

El frío seco del otoño le hace despertarse sin remedio para poder quitar la escarcha de la luna delantera. Y allí esta ella, en el reflejo del espejo retrovisor. Apoyada en la ventana, mirando sin rumbo hacia un jardín repleto de ilusiones.

Él se imaginaba con ella tomando su brazo, él le ofrecería su pecho para que ella descansara sobre él el resto de su vida.Había soñado miles de veces con llevarla a Madrid en Navidad, recorrer los puestos de la plaza Mayor y tomar un chocolate caliente al atardecer. Se veía en el cine, dejándose dibujar por sus dedos palabras de amor, en su cuerpo, un cuerpo que anhelaba ser abrazado por ella cada noche con la luna en la ventana.

Durante 8 largos años, ha soñado con hablarla a la cara, mirarla los ojos, poder sentir su respiración, borrar con sus dedos el vaho que dejan sus suspiros en la ventana. Ha esbozado cada mañana desde hace 8 años los rasgos de un futuro que no llegará jamás. Se ha visto preparándola un suculento desayuno, siendo la envidia de la oficina por ser el único que lleva impoluto el nudo de la corbata, nudo que acomodará ella con sus dulces manos antes de salir por la puerta cada mañana. Ha imaginado en cientos de ocasionas besar sus labios carnosos, acariciar esas mejillas fuertes, con pómulos bien marcados y ser el rey soberano de un reino forjado por los dos.

Si fuera yo más decidido, si tu miraras un día al espejo retrovisor de mi coche, si te acercaras y supieras ver lo que mi voz no cuenta, lo que mis ojos gritan, no dudaría en bajar de la luna un girasol en regalártelo en este mismo instante. Dibujaría un corazón con la escarcha de mi silencio para que lo fundieras en un abrazo. Correría las escaleras hasta tu piso para que me devolvieras el aliento que perdí la primera vez que te vi tras la ventana.

Abrigado hasta las orejas, él cierra la puerta del coche en busca de un día mejor. Se despide de ella con una voz lánguida, con una sonrisa quebrada, con un anhelo de esperanzas entre unas manos que se cierran con lentitud. Un día más, y ya van 8 años, la misma escena, el mismo amor atrasado, postpuesto, desechado.

Si yo fuera más decidido, si tú miraras un día hacia el espejo retrovisor de mi coche.

1 comentario:

Iván H. Bermejo dijo...

Yo no lo hubiera imaginado de ninguna otra manera. Gracias por entenderme.