lunes, 20 de octubre de 2008

Hace un mes

Unas palabras de alguien que sufre, que hace poco ha cambiado su visión del mundo, cambia su sentido de la vida y como por arte de magia, te lo cambia a ti.

Estamos aquí en este mundo en el lo único que le importa a la gente es la crisis, y en cuestión de segundos tu corazón deja de latir. Y con ese latido dejas atrás a tus hijos, nietos, a tu mujer, a tus compañeros de trabajo, a tu cajera del día, y allí están, de pie, pensando en como hace un minuto le has dicho "lleva el teléfono al salón" y ya no tienes vida. "De haberlo sabido te hubiera dicho tantas cosas...", piensas, pero claro, ya es tarde.

Nieves, no sabes lo mucho que lo siento, y lo que te entiendo. Lo único que puedo hacer por ti es prometerte que seguiré tus recomendaciones, voy a vivir el día como si fuera el último, a disfrutar de los gestos, de las palabras y las miradas de la gente, de los momentos en familia, de los preparativos de mi boda, de la música, de mis niños que me alegran la mañana y dan sentido a mi trabajo, de los lunes, de los martes y hasta de los miércoles que no salgo hasta las 18.00 del cole, de nuestros recuerdos en la facultad juntas...

Te he echado de menos todos estos años pero no sabes, en este momento, cómo me gustaría estar a tu lado para abrazarte. Mucho ánimo y te devuelvo el consejo, intenta disfrutar de tu vida, poco a poco.

Un abrazo.

1 comentario:

Juan Carlos dijo...

Cuñada, no sé ahora quién es Nieves pero transmitele también mis ánimos.

Que esas recomendaciones que das no sean solo palabras, que sean un credo para todos nosotros.

Muchas veces nos callamos cosas que decir, las guardamos o las aplazamos sine die, o incluso las damos por dichas y llega un momento en el que es tarde.

Nos cuesta tanto decir un te quiero, un lo siento, o un aquí estoy... que a veces nunca llega y nos arrepentimos tarde de no haberlo dicho.

¡Esparzamos nuestros sentimientos sin timidez! ¡Digamos lo que sentimos! ¡No callemos palabras que puedan caducar en nuestros labios!