miércoles, 31 de diciembre de 2008

Anque para las uvas hay algunos menos... ¡Feliz 2009!

Es inevitable que se acerquen estas fechas y no aparezcan por los blogs las impresiones y balances del año que, en pocas horas, dejaremos atrás. Ya jamás volverá a ser 2008, si llegará la primavera, el verano, el otoño y el invierno, pero no el 2008. Atrás quedarán los meses pasados, los días vividos, los recuerdos olvidados...

Para mí el 2008 ha sido un año muy especial. Uno de estos años que recordarás siempre.

La primera mitad del año se resume en una larga espera. Un enero que viene con unos reyes magos cargados de un trabajo fijo para la persona que más lo merecía y el recuerdo de los planos de un piso, ya amueblado en mi cabeza, pero, sólo eso: los planos, planos son.

Y así pasaron los meses, sin sentido, uno tras otro, aguantando las calles grises de mérida y experiencias laborales difíciles, atragantadas, imposibles.

Y con abril llegan las flores, la luz del día, el brillo de tus ojos y el de un pequeño diamante, abre un claro en el camino y el 2008 pega un giro repentino, en sólo un mes seríamos propietarios del piso de nuestros sueños. Las noches de aquel entonces parecen estar vividas en Peumayen, donde no se distingue la realidad de la fantasía, donde el alboroto de planes y preparativos no te dejan vislumbrar la cera de en frente. Nervios, munchos nervios.

Con el verano, las vacaciones, donde al principio trabajé más que en el trabajo y al final, el merecido descanso, en mi casa, en mi sofá.

El otoño, preciosa estación que llena el Jerte de colores, un vestido reflejado en un espejo, una imagen que refleja una ilusión, unos ojos que te miran imaginando el día perfecto

Uno niños ideales, en el colegio perfecto de mi querida Plasencia, mi familia cerca y tú lejos, esperar al jueves para comerte a besos... y ya es diciembre.

Unas navidades diferentes, con mi chiquitita lejos, con menos gente que el año anterior. Un fiesta rodeados de gente de allí, de aquí, que han venido. que estamos, y no queremos que el pase el tiempo para que no se vuelvan a ir otra vez.

La guinda del pastel, tiene el color de las mejillas sonrosadas de Noelia y la dulzura de los ojos de un futuro padre emocionado, que todo vaya bien, no sabéis la emoción que siento. ¡Enhorabuena!

Esta noches casi todas las personas a las que quiero, podré abrazar en un fiesta dando la bienvenida a un naño que viene con boda y niño bajo el brazo. No podía ser mejor.

¡Feliz 2009!

1 comentario:

Juan Carlos dijo...

Yo este año me niego a hacer resumen, porque no quiero que varios meses de tristeza y arrepentimiento ensucien un cierre de año de ilusión y esperanza como el que ha tenido.

Sin embargo 2009 será el año de la felicidad, cada segundo, cada instante disfrutaré de vuestra ilusión, la boda, el sobrino o sobrina... volver a sentirme enamorado aunque sea para cometer los mismos errores....

Un besazo