miércoles, 7 de enero de 2009

Mi casa y yo

Se acabó la Navidad. Todos los años la misma estampa, yo solita, triste y desamparada, quitando el arbolito, los adornos y la ilusión, empaquetando y guardando en el trastero, hasta el año que viene estarán allí oscuros cogiendo polvo, sin poder mostrar sus brillos, los pobres...

En fin, ahora el hueco del árbol lo llena un precioso perchero, ya no tendré que ir a la habitación del fondo a llevar mi abrigo, el perchero preside magestuosamente la entrada de mi casa, me recibe con los brazos abrierto y me da la bienvenida en esta casa tan vacía. Ayer, en este mismo salón, 11 caritas sonrientes rompían impacientes los papeles de sus regalos con sus manos nerviosas, hoy solo hay silencio. Vuelve la rutina, mi casa y yo.

1 comentario:

Juan Carlos dijo...

La soledad no es soledad con recuerdos, sobre todo si son tan recientes y sabes que se irán cubriendo de nuevo cada semana. Y lo bueno de guardar los motivos navideños es saber que se hace para volverlos a sacar al año siguiente, y que en el que viene habrá una carita sonriente más para disfrutarlos.