jueves, 20 de agosto de 2009

Primera parte: EL CRUCERO:






Cuesta trabajo poder describir todas las vivencias ocurridas en el crucero. Quizás porque veníamos de vivir una alta carga de sensaciones yn emociones tras la boda y la genial despedida. Quizás porque nunca habíamos hecho un viaje de dichas características, o tal vez, porque Grecia nos apasiona a los dos. Fue sencillamente mágico. El barco, el mar, el color azul sobre el radiante blanco, lo místico de su historia, la increible mitología escondida por los rincones, el vaiven... una mezcla única para hacer de nuestro crucero el viaje de nuestros sueños.






Pasear por Mykonos, Santorini o Rodhas, es sentirte protagonista de un cuento, subir hasra la Acrópolis de Atenas o Lindhos, sentirte el protagonista de una novela histórica, un beso en la cubierta del barco al atardecer... sentirte el protagonista de tu propia película de cine.





Todo esto con el broche final de los canales de Venecia. Cumplimos la tradición de sellar nuestro amor con un beso bajo cada puente, así, hemos garantizado que sea eterno.





Segunda parte: FLORENCIA.


Pies en tierra firme. Ciudad encantada con encanto. Un bohemio en cada esquina, canta, pinta, te regala un solo de guitarra bajo la mayor acústica que puedas imaginar, un claustro del siglo XV y el palacio Vechio de testigo.




Paseos por sus callejitas de piedra, besos con sabor a helado, un descanso para ver al David de Miguel Ángel, un segundo para admirar a Boticcelli...



La perfección imperfecta de la torre de Pisa, sobre ese verde intenso te invita a descansar los pies bajo la sonbra alta del Baptisterio... descansamos abrazados.






Un chapuzón en el mar, cenar a la luz de las velas, una sorpresa cada noche en nuestra habitación del s.XVII...






¿de veras no ha sido un sueño?

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