Y le he cogido en brazos mientras me miraba y se chupaba sus deditos pequeñitos.
Alejandro ha llegado al mundo a las 6.53 de esta mañana, con sus 49cm y sus 2,8kg de peso, nos ha tenido una hora babeando tras los cristales de neonatos. Por fin, a las 10.30, lo han subido a la habitación y he podido cogerle en brazos. Lo más alucinante, cuando parece que te mira fíjamente a los ojos, creo que le he caído bien o al menos le he transmitido calma porque ha dejado de llorar. Es una de las sensaciones más increíbles, ¿Cómo está aquí en mis brazos si hace nada estaba dentro de una barriga? Estoy emocionada y feliz, deseando que llegue la hora de la visita para volver a verle.
Mi cuñada ha pasado, probablemente, una de las peores noches de su vida, pero merece la pena cuando la ves ese brillo en los ojos, cuando la ves acunando a su hijo. Lo que decía, increíble.
1 comentario:
Uffff. sin palabras!!!
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