martes, 13 de octubre de 2009

ÁGORA

De nuevo Alejandro lo ha conseguido.

Me ha dejado durante unos minutos sin palabras. Sin ganas de comentar nada a la salida del cine. Muda.

"Qué grande es el cine" que te llena por dentro de sensaciones, te revuelve la rabia, la injusticia, te come por dentro la hipocresía, el poco amor en sí mismos de ciertas personas que compran a infelices por un mendrugo de pan. El afán de poder, el machismo, la mentira, la dura realidad de antes (¿o la realidad de ahora?)

Impotencia en la butaca por pensar que nunca sabremos que dirían esos libros que alguien escribió para que fueran leídos, una ciudad destrozada literalmente por el fanatismo, por el ansia de ganar (aún no sé el qué).

Y que veintitantos siglos después el mundo siga así, se mueva por los mismos intereses, siga girando alrededor del sol y cada amanecer se vean las mismas injusticias.

Qué grande eres Amenábar. Qué gusto sentir, pensar, emocionarse, latir.

1 comentario:

Iván H. Bermejo dijo...

Qué gusto ir al cine no a ver, sino a pensar. Que para eso está la gente, para pensar.

Película triste. No. Mundo triste.