sábado, 23 de octubre de 2010

No tengo ganas de leer, no tengo ganas de ver la tele, no tengo ganas de comer, ni de contestar el teléfono, ni de moverme del sofá.
Estoy harta de poner buenas caras, de reirme, de fingir que todo está bien. Me cuesta cada día más despertarme y ver las cosas con positividad. Me pesa el cuerpo, me cansa dar explicaciones, no puedo más.
Me aterran las batas blancas, el olor a alcohol, los monitores en los que solo veo negro. Me aterra que a la mínima, me descubran otro problema que descocía. Me aterra el no poder ver algún día unos ojos que reflejen los míos.
Quiero gritar, quiero llorar, quiero desaparecer y que nadie me diga que me lo tome con calma y con paciencia, porque no puedo hacerlo. ¿Por qué me pasa esto a mí? ¿Por qué si lo deseo tanto? Lo soñaba desde niña y ahora que tenía a mi lado a la persona perfecta para pasear por el parque juntos, rompen nuestra foto. Cada pieza por un lado, imposibles de colocar. Al menos yo ahora no me siento con fuerzas de hacerlo.
Que oscuro está todo hoy. El sol intenta llamarme, me manda sus rayos para alumbrar este penumbroso camino, pero no me apetece salir de donde estoy. No hasta que pueda ser como el resto. No hasta que tenga en mis brazos tanta luz, que ya nocesite su calor.
Hoy no necesito palabras de aliento, ni de ánimo, no quiero oír un "no te preocupes" quiero abrazar a Iván y que me dejen en paz, porque nadie sabe cómo me siento. Nadie se puede imaginar por lo que estoy pasando.
"Un año es poco tiempo", dicen, para mí, UNA ETERNIDAD.

No hay comentarios: